Cuando me voy mi niña está dormida. Cuando llego mi niña está dormida. Eso me pesa todos los días.
Esa fue la estremecedora confesión de un mando intermedio en una formación de liderazgo de la semana pasada.
Estábamos trabajo la gestión del tiempo. El único recurso no renovable donde si no lo hacemos bien, puedes perderte momentos realmente importantes de tu vida.
Y siendo sinceros, a pesar de todos los libros y formaciones que hay en la materia, sigue siendo lo que peor gestionamos en nuestro día a día.
En esa empresa concretamente, comentaban la vorágine diaria de llamadas, las reuniones improvisadas para “ya” que se multiplican, la exigencia de disponibilidad inmediata, el no respeto a los plazos de tiempo, el cambio de criterio sin explicación, el haz esto que tú lo haces mejor y así podríamos seguir con un sinfín de contratiempos.
Factores culturales de la empresa, indicadores de la falta de organización en la cima, que efectivamente dificultan nuestra gestión diaria y alargan nuestra jornada laboral hasta el infinito.
Pero a pesar de ello, no se trata de una batalla perdida donde tengas que resignarte.
La falta de organización externa se puede combatir con organización interna y con una gestión efectiva.
Por muy complicada que sea tu empresa, hay cosas que puedes hacer para mejorar tu productividad y calidad de vida. Aunque no esperes resultados inmediatos.
En la formación trabajamos el cómo organizar nuestro trabajo y cómo organizar nuestro tiempo personal, porque si no organizas el segundo, el trabajo no tendrá límites.
También trabajamos como planificar, priorizar y dosificar la carga de trabajo, de forma realista, identificando todos los errores.
Y por supuesto, donde más incidimos fue en la gestión. El cómo filtrar y responder a todas esas situaciones, que vienen de arriba o de abajo, para darte a respetar y no quedar mal.
La clave, que te revelo aquí y ahora, se basa en este principio: fallar en la preparación es preparase para fallar.
Es decir, para poder gestionar bajo presión todas esas incidencias, es muy importante anticiparse a ellas.
Analizarlas y filtrarlas en frio te permite preparar respuestas respetuosas, inteligentes y elocuentes.
También ayuda lo siguiente.
Tras trabajar con cientos de empresarios y mandos intermedios, casi siempre se cumple la ley de Pareto.
Esto es, el 80% de las interrupciones que te llegan, realmente no te corresponden resolverlas a ti, siendo la causa más frecuente la falta de delegación.
El 15% de las incidencias diarias si pueden caer bajo tu responsabilidad, pero no tienes por qué resolverlas de forma inmediata.
Puedes posponerlas para un poco más tarde con una respuesta bien argumentada.
Por último, sólo el 5% de los problemas que te llegan debes resolverlos “ya” porque son realmente importantes y urgentes.
Pero solo un 5% de todos. Ahí te dejo la estadística, para que te lo pienses un poco más antes de decir sí a todo y aceptar todo cuando te llegue.
Conclusión.
Como decía la canción, la vida tiene 3 patas: salud, familia y trabajo.
A pesar que nuestra intención es trabajar para vivir, la triste realidad para muchos es que viven para trabajar.
Lo bueno, es que por muy complicada que sea la empresa en la que estés, hay mucho que puedes hacer.
Eso sí. Tienes que mirar y dominar las 3 patas de la gestión del tiempo: organización, planificación y gestión.
¡Que tengas un gran día!
PD. Si te apetece contrastar tu situación conmigo, ponerle orden y trazar un plan para comenzar a mejorar, me puedes escribir un WhatsApp al 693 816 444.
¿Qué hago? Ayudo a gerentes y mandos intermedios de pymes a optimizar su gestión de emociones y personas para trabajar menos horas y generar más resultados.
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