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O cambias de trabajo o cambias de actitud
Llevo 11 años trabajando con empresas, dedicado a la formación y desarrollo de los mandos intermedios, a quienes dedico este artículo sobre cómo cambiar la actitud y mejorar nuestra predisposición al trabajo, pero también a la vida en general.
Ellos son los principales artífices de hacer llegar la visión y el mensaje de la empresa a toda la organización. Un rol realmente complejo por recibir presión tanto desde arriba como desde abajo.
Esto se traduce a una carga de estrés sostenida en el tiempo que en muchas ocasiones acaba con el mando intermedio en el hospital. Y la respuesta habitual de los médicos es contundente: o cambias de trabajo o cambias de actitud. Algo sencillo de decir pero complicado de ejecutar.
Por estos motivos, en este artículo te quiero facilitar 5 pautas probadas sobre cambiar de actitud ante la vida, extraídas de uno de los casos de éxito más gratificantes de mi carrera profesional, que compartiré aquí contigo.
Comencemos por el principio.
Situación de partida: confuso, perdido, agobiado, cansado y enfadado
El mando intermedio a quien me encomendaron entrenar llevaba 2 meses en el nuevo puesto. Para mantener su confidencialidad le llamaremos MI (mando intermedio).
En la primera sesión de trabajo, MI indicaba sentirse confuso y perdido, pues la empresa no le había comunicado prioridades claras, sólo su responsabilidad principal.
A partir de ahí, todo era urgente y todo pasaba por sus manos, con mil frentes abiertos e interrupciones continuas.
Por su responsabilidad y lealtad a la empresa, para poder cubrir todas las tareas que MI “entendía” que estaban bajo su responsabilidad, todos los días acababa echando horas de más.
Adicionalmente, era habitual el llevarse trabajo a casa para cumplir con la productividad marcada, lo que afectaba a su conciliación y relación familiar.
Y lo más frustrante de todo, bajo su cargo tenía a un equipo viciado de muchos años, donde podíamos encontrar:
- personas acomodadas, encasilladas y que protestan por todo.
- personas desmotivadas que critican y malmeten por detrás.
- personas con usos y costumbres adquiridas, que se resistían a los cambios.
- comparativas y peleas continuas por salarios, horarios y descansos.
Es decir, la expresión típica de tener un “patio de colegio”, con tan solo 2 o 3 alumnos buenos, que se están quemando por la toxicidad de los otros.
Esta situación tan común en las empresas acaba generando en el mando intermedio lo que en otros artículos yo he llamado la enfermedad de las 5 “ies”:
- inestable (mi estado de ánimo depende del entorno),
- impulsivo (tomo decisiones improvisadas sobre la marcha sin pensar),
- ineficiente (trabajo acelerado y me disperso con facilidad),
- improductivo (hago mucho pero nada o muy poco de lo que quería hacer)
- insatisfecho (tengo que trabajar más horas sacrificando mi vida personal).
¿Te sientes identificado? Pues vamos ahora con las soluciones.
5 pautas probadas para comenzar a cambiar de actitud y tomar el control
#Clave 1: define tu propio rumbo
Del libro Aprendiendo de los mejores, de Francisco Alcaide, te rescato dos citas:
Si tu día necesita más horas, algo no estás haciendo bien. Una vida demasiado acelerada es una vida no vivida.
Para combatir el caos, tu mente necesita orden, criterios, objetivos y una dirección a seguir. Algo que muy pocas empresas son capaces de proporcionar al empleado.
Sin estos ingredientes estarás a merced de las necesidades de los demás con esa sensación de agobio constante.
En el caso de MI, solicitó una reunión con la dirección de la que consiguió arrancar lo siguiente: a él lo iban a valorar exclusivamente por su capacidad de cumplir con los indicadores de productividad, calidad y seguridad.
Las horas extra y el trabajo en casa no era algo que fuesen a tener en cuenta en su valoración del desempeño, para la empresa era irrelevante. ¡Al menos fueron claros!
A partir de ahí MI diseñó sus propios objetivos personales, independientemente de los indicadores de la empresa.
Empleamos la técnica del SER-HACER-TENER-BENEFICIO que te comparto a continuación.
Técnica del ser-hacer-tener-beneficio
- SER: Quiero ser un mejor profesional, puliendo todos los aspectos que me impiden actuar de forma efectiva
- HACER: para trabajar de forma más inteligente y eficiente (gestionando mi tiempo, equipo, etc.)
- TENER: y cumplir con la productividad marcada por la empresa dentro de la jornada laboral
- BENEFICIO: para obtener a medio plazo una subida de categoría del contrato que me aporte una subida salarial.
Como decía Zig Ziglar: construir un mejor yo es la mejor manera de construir un mejor mundo.
Lo importante de esta herramienta sobre cómo cambiar de actitud es que pones el foco en ti, te empoderas, algo de lo que hablaremos en la segunda clave.
En la propuesta anterior podrás observar dos objetivos claros para su beneficio personal: conciliación (y calidad de vida) y mejora económica.
Con esta nueva motivación, MI pasó de ser “reactivo” a “proactivo” y con el foco en su propia productividad personal y la de su equipo comenzó a trabajar en un plan de acciones y soluciones priorizado.
Si en tu empresa ni siquiera son capaces de proporcionarte prioridades, algo que me encuentro hasta en grandes multinacionales, no te rindas.
Nadie va a cuidar de ti más que tú mismo. Si no quieres seguir a la deriva, te toca a ti aplicar el sentido común y marcar tus propios criterios y objetivos.
Recuerda que son un requisito fundamental para tomar decisiones por ti mismo y tener el control de tu tiempo. Ya los irás afinando progresivamente.
#Clave 2: cambia el foco
No puedes cambiar muchas cosas pero siempre te puedes saber cómo cambiar de actitud ante la vida y, por ende, cambiarte a ti mismo.
El cambio de chip que te propongo aquí no tiene nada que ver con priorizar sino con dónde pones tu atención y energía. Así que pon mucha atención en lo que te voy a contar ahora porque voy a enlazar varias ideas muy importantes.
Fíjate en esta cita del filósofo griego Epicteto: “No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede”.
Es decir, lo que te frena en tu vida es lo que te cuentas. Pero a su vez, lo que te cuentas, tu comecocos, depende de la lectura que haces de cada situación.
Si seguimos tirando del hilo, la lectura o interpretación de lo que te sucede depende de tu actitud. Todo depende del cristal con el que se mire. No es lo mismo estar en modo optimista, realista o pesimista.
Por último, tu actitud o forma de ver las cosas depende totalmente de tu estado de ánimo. Por eso un día lo ves todo de color y al siguiente en blanco y negro.
Así que fíjate, lo que te cuentas, la lectura que haces, la actitud que eliges y tu estado de ánimo son solo tuyos. Y todos esos factores influyen directamente en tus emociones, en tus decisiones, en tus acciones y los resultados que obtienes en la vida.
Y perdóname, no pretendía rayarte, solo poner el foco en ti. Tú puedes ser tu peor enemigo o tu mayor aliado.
Tienes razón en todas las injusticias que sufres a diario pero luchar contra ellas hasta ahora no te ha permitido mejorar. Las circunstancias y los demás están fuera de tu control.
Sin embargo, tus acciones, tus decisiones, tus miedos y tu actitud solo dependen de ti. Tu respons-h-abilidad es la habilidad de decidir ante las circunstancias.
Si en vez de poner el problema fuera lo pones dentro de ti, la solución también estará dentro de ti. Te das poder para cambiar de actitud ante tu vida.
Así que resumiendo, deja de quejarte por lo de fuera y comienza a mirarte por dentro. Pon el foco en ti.
#Clave 3: acepta lo bueno y lo malo con naturalidad
Hasta hace poco no he descubierto verdaderamente el poder de la aceptación. Es una gran herramienta para quitarte presión, levantar el pie del acelerador y ahorrarte sufrimiento.
El ser humano es el único animal que nace con conciencia de que va a morir. Sabemos que en la vida se puede ganar y perder, te pueden pasar cosas buenas y no tan buenas.
Las vemos con tristeza cuando suceden a otras personas pero el problema de verdad es lo que sucede cuando nos ocurren a nosotros. Muy pocas personas aceptan que les tenga que pasar algo malo. La reacción habitual es cabrearse, quejarse, lamentarse, compadecerse y sufrir. Y todo por no aceptarlo o resistirse a aceptarlo.
El aprendizaje que te quiero transmitir es que podemos aprender a ver las desgracias de otra manera. Tras cada una de ellas se esconde un gran maestro.
En el libro “Las gafas de la felicidad” del prestigioso psicólogo Rafael Santandreu, me conmocionó el caso de Gennet Corcuera, una chica sorda, muda y ciega estudiante de magisterio que decía: “mi discapacidad no me hace sufrir, puedo estudiar, puedo comunicarme, puedo esforzarme, tengo posibilidades”.
Rafa Nadal, sobre el momento crítico donde tocó fondo hace unos años expresaba: “me dije que iba a estar con la actitud y la energía adecuadas, aceptando los problemas para poder competir bien en la gira de tierra”.
Esto es un ejemplo de lo que se cuenta así mismo un campeón. Cuando le preguntan sobre cómo supera los momentos más duros responde: “estar en un término medio (emocional) me ayuda habitualmente a aceptar las cosas negativas que van ocurriendo y también las positivas”.
Ahí deja claro que para aceptar la realidad que nos toque es importante gestionarse uno a sí mismo para mantenernos bien anímicamente.
Y por último su actitud y filosofía ante su pasión, la que él ha elegido: “respeto al deporte, al rival y a la competición, porque al final sales ahí, y puedes ganar o puedes perder. A partir de esa aceptación, se encara todo de una manera más adecuada.” Amen.
Resumiendo. Acepta que hay muchas circunstancias que no se pueden cambiar y acepta que no se puede cambiar a los demás sino quieren.
Al final lo importante no es lo que te sucede, sino la lectura que haces, la importancia que le das, si lo aceptas o no y como decides gestionarlo. Aquí reside gran parte de la importancia de cómo cambiar de actitud ante la vida.
#Clave 4: decide cambiar
El compromiso se tiene o no se tiene. No existe el compromiso “a medias”.
Por decidir no me refiero a “tengo que hacerlo”. Ese tengo implica obligación y presión. Si te tienes que presionar hay algo ahí dentro que no encaja.
Tampoco me vale el “quiero cambiar” porque el quiero transmite voluntad de cambio pero no convicción, seguridad y confianza por lo que cualquier excusa razonable te derrotará.
Por decisión me refiero al “voy a cambiar”, con determinación, como una promesa, porque no vas permitir que nada ni nadie te frene.
Todo lo que no sea esto último es engañarte a ti mismo. Fíjate que tomar una decisión es como programar tu mente, estás asumiendo un compromiso contigo mismo, estás fijando un objetivo.
Retomo el extracto donde Rafa Nadal decía: “me prometí que hasta aquí y desde esa promesa que me hice a mí mismo avancé.”
Otro caso inspirador es el de Jean Domique Bauby, un redactor jefe de una prestigiosa revista que a los 44 años, cuando la vida le sonreía, sufrió un derrame cerebral que lo dejó paralizado para el resto de su vida.
En su libro La escafandra y la mariposa cuenta que un día decidió dejar de compadecerse y esa decisión fue la puerta hacia su nueva vida donde comenzó a ser feliz.
#Clave 5: ponte en acción
La acción es el puente que une las metas y los logros. Como reza una cita “más vale un gramo de acción que un kilogramo de intención.”
No caigas en el autoengaño de “mañana comenzaré”. Empieza ahora mismo y dedícate tiempo a ti. El cambio de actitud no se da por sí solo. Es la acción la que genera motivación y no al revés.
Cuando cumples con tus promesas y haces lo que querías hacer es cuando te sientes bien y satisfecho contigo mismo.
En el momento que dejas de hacer algo que te habías prometido por cualquier excusa que te inventas te traicionas a ti mismo.
Y esa traición tiene precio = comienzas a perder la confianza en ti mismo, dejas de creer en ti, tu autoestima mengua y la culpa comienza a cebarse contigo.
¿Te resulta familiar?
Fíjate que en mis cursos de Ingeniería Emocional uno de los objetivos más buscados es aprender a parar y poder dedicarse tiempo uno a si mismo sin sentirte culpable.
Así que priorízate a ti mismo, a ser coherente con tus ideas, a construir tu mejor versión y a cumplir con tus sueños. No hay nada más inspirador y gratificante que eso. Es el mejor impulso para saber cómo cambiar de actitud y lograrlo.
¿Qué puedo conseguir aplicando estos principios?
Para que te sirva de inspiración, comparto contigo algunos de los resultados que consiguió MI tras 6 meses de cambiar su actitud.
Nunca pensé que con 51 años fuera a cambiar tantos hábitos. Antes del curso, por mi forma de ser, iba un poco a la improvisación. Ahora me paro, pienso y actúo. Disfruto más de mi trabajo porque me controlo mejor a mí mismo.
He levantado el pie del acelerador y disfruto más de la vida. Ha aprendido a delegar más y no echarme todos los marrones encima.
Decido el momento en el que atiendo los problemas sin reaccionar impulsivamente como antes.
He mejorado mi productividad y conciliación y me he ganado el respeto y la confianza del equipo.
Ahora bien, estos logros no han llegado por arte de magia, son consecuencia de la disciplina y trabajar con dedicación aspectos como la gestión emocional, la asertividad, la gestión del tiempo y la gestión de equipos.
Y lo mejor todo. Recientemente, dos años después de iniciar el camino, MI me ha llamado para decirme que logró los mejores resultados históricos de productividad de su departamento y acaba de ser promocionado.
Como decía el Dalai Lama: el éxito en la vida llega por el tipo de personas en que te conviertes.
La genialidad no es otra cosa que la práctica diaria. Para recoger hay que sembrar.
Espero de corazón que estas líneas te sean de utilidad para saber cómo cambiar de actitud ante la vida. Trata de seguir estos consejos para cambiar de actitud y tomar el control de tu vida y, si necesitas, no dudes en consultarme.
Un millón de gracias y que tengas un gran día.